No todos los exploradores se interesaron por la historia, también llegaron los naturalistas.
Cuando hablamos de exploradores extranjeros en Yucatán en el siglo XIX invariablemente pensamos en John Lloyd Stephens, en Désiré Charnay, o en el matrimonio integrado por Augustus Le Plongeon y Alice Dixon, todos ellos relacionados con la investigación de la civilización maya. Sin embargo, no fueron los únicos. Hubo otros viajeros, los llamados naturalistas, que de igual forma recorrieron el Mayab realizando investigaciones sobre la flora, fauna y geología de la región.
Lorena Careaga Viliesid, antropóloga por la Universidad Iberoamericana y doctora en Historia por la Universidad Nacional de México (UNAM), es experta en el tema de la Guerra de Castas, y en su búsqueda de mayor información sobre este episodio se encontró con los naturalistas. Ella es nuestra guía para saber quiénes fueron estos hombres:
ARTHUR MORELET. Naturalista francés. Viajó por Cuba, Yucatán, Tabasco, Guatemala y Belice. Entre 1846 y 1848 estuvo en Yucatán. Mostraba un enorme respeto por la vida, a diferencia de los naturalistas de su tiempo que no tenían ningún empacho en matar pájaros o jaguares con tal de llevárselos. Le encantaban las frutas y especialmente la pitahaya. Realizó descripciones de los mercados de Mérida y Campeche en los que todavía, en pleno siglo XIX, la gente intercambiaba productos por semillas de cacao.
Escribió sobre la benevolencia de las picaduras de los alacranes de Yucatán y le dedicó a las garrapatas, al menos unas ocho páginas de su libro, ya que eran los animales más terribles para los viajeros. Por supuesto habló de los cenotes e hizo una descripción física de ellos. Recopiló especímenes e información que luego donó al Museo de Historia Natural de París.
CARL BARTHOLOMAEUS HELLER. Morelet coincidió con este naturalista austriaco, aunque con una diferencia considerable de edad, ya que Heller llegó de 21 años a México. El inicio de la Guerra de Castas le impidió salir del país y se tuvo que quedar a vivir en Campeche más de un año.
Visitó cantidad de lugares de la península en los tiempos en que los viajeros debían recolectar especies y mantenerlas vivas durante meses, antes de llevarlas a los zoológicos de Europa o Estados Unidos. Mantuvo dentro de su cuarto a una boa americana en un cesto, pero por la noche ésta logró escaparse y a Heller no le quedó más remedio que sacrificarle.
COMISIÓN CIENTÍFICA IMPERIAL. Muchos de los naturalistas que llegaron a Yucatán formaron parte de esta comisión que creó el emperador Napoleón III, quien en 1864 ya estaba en pleno proyecto de la creación de un imperio en México. Se trataba de una expedición –dice Lorena Careaga– que estudiaría todas las ramas del saber. Dentro de este grupo estaban Arthur Morelet y Désiré Charnay quien ya había llegado aquí desde 1859.
Otro personaje famoso fue el abate Charles Brasseur de Bourbourg, importante porque sabía muchísimo de los mayas.
Tradujo el relato de Fray Diego de Landa, el único que habla acerca de cómo vivían los mayas a la llegada de los españoles.
Brasseur fue quien descubrió este texto en una biblioteca de Madrid y fue él quien también tradujo el Popol Vuh.
ALEKSANDR IVANOVICH VOEIKOV. Diez años después llegó este académico, geógrafo y climatólogo ruso, que recorrió América Central y Yucatán en 1874, como parte de una expedición alrededor del mundo.
Voeikov fue el primero de los tres viajeros rusos que vinieron a Yucatán, sin embargo, él es más conocido a nivel mundial, pues era considerado una eminencia en la cuestión del clima y fue el primero en explicar la cantidad de factores que intervienen en él, y cómo interactúa con otros componentes de la naturaleza.
ALEXANDER AGASSIZ. Oceanógrafo y zoólogo marino suizo estadounidense. Venía de Harvad, era hijo del científico suizo Louis Agassiz. que había organizado en Harvard el Museo de Historia Natural.
Alexander siguió los pasos de su padre y tuvo a su cargo la sala de zoología comparada, por esa razón estuvo haciendo estudios en Yucatán.
Le interesaban también la Oceonografia, la Arqueología y escribió cartas muy interesantes de sus viajes y experiencias en Yucatán.
FRANK COLLINS BAKER. Era miembro de la Academia de Ciencias de Chicago y director de una expedición científica multidisciplinaria que recorrió México en 1895. Para la doctora Careaga Viliesid lo interesante es que de pronto estuvieron en Yucatán, frente a frente, dos instancias de enorme prestigio: por un lado la Universidad Harvard y por el otro la Universidad de Chicago, instituciones académicas que desde mediados del siglo XIX tuvieron en la mira a Yucatán y enviaron cantidad de arqueólogos, naturalistas, botánicos, biólogos, zoólogos y geólogos que han seguido llegando hasta hoy.
CARL SAPPER. Finalmente aparece este hombre que era un vulcanólogo alemán, pero también hizo estudios etnográficos e históricos. Por ejemplo realizó un viaje desde Belice a Mérida, por tierra, en el que fue deteniéndose en los cantones de los sublevados mayas pacíficos de la Guerra de Castas. En algún momento estos nativos se separaron de los indígenas sublevados de Chan Santa Cruz, e hicieron las paces con Yucatán y Campeche, aunque siguieron conservando su autonomía.
Hay muy pocos recuentos de cómo vivían, qué hacían, y cómo lograban sobrevivir, pero gracias al relato de Sapper se tiene toda esta información que ningún otro viajero, ni extranjero ni nacional, pudo hacer.