Si el Banco de México confiaba plenamente en Antonio Enríquez Savignac, éste a su vez hacía lo propio con un yucateco llamado Rubén Zaldívar Carvajal, cariñosamente conocido como El Negro, quien habría de convertirse en su brazo derecho. Rubén trabajaba para el Departamento de Estudios Económicos Regionales del Banco de México, con sede en la ciudad de Mérida, cubriendo los estados de Tabasco, Yucatán, Campeche y el territorio de Quintana Roo.
“Empezamos a soñar entre marzo y abril de 1968. Les platiqué lo que había y lo que se producía en la península de Yucatán, pero no se sabía exactamente en dónde ni cómo hasta que un día Antonio Enríquez Savignac me dijo ¡vámonos a la Península! y nos vinimos, y aquí estuvimos girando desde Celestún (costa de Yucatán) hasta llegar al Río Hondo (frontera con Belice).
Traíamos un avión chiquito del Banco de México y bajamos en Cozumel. Ahí se llevó la sorpresa de su vida porque nunca había visto una cosa tan bella como el Caribe Mexicano. Hicimos contacto con los señores Joaquín, en esa época Miguel y Nassim. Estuvimos platicando con ellos y nos hospedamos en su hotel (Playa Azul), por la noche nos invitaron a cenar.
Al día siguiente volvimos a sobrevolar la zona y a la semana siguiente ya estaba el licenciado Ernesto Fernández Hurtado (en esa época subdirector del Banco de México), y a la siguiente también ya volaba con nosotros don Rodrigo Gómez (director del Banco de México), así fue como se ubicó el lugar”.
¿Quién determinó el lugar?
“Un buen día, estando en Cozumel, llegaron unas amistades del licenciado Ernesto Fernández Hurtado, entre quienes recuerdo al licenciado Aníbal de Iturbide, un banquero muy importante que tenía una casa en Cozumel. También llegó el señor Juan Marsh, un español (catalán) que vivió en Cuba y en Yucatán, Los dos tenían mucha experiencia en cuestiones de turismo y concretamente de turismo en el Caribe. Ellos decían que la zona más propicia era el norte de Quintana Roo. Así fue como se escogió Cancún, que por cierto era muy angosta; incluso había tramos de 40 metros entre el pantano y el mar.
Se sobrevoló infinidad de veces para tomar fotografías aéreas. En una lanchita recorrí la costa, desde Puerto Juárez hasta cuatro kilómetros adelante de la salida de Nizuc, es un lugar que se Punta Tanchacté (hasta donde llegaban los terrenos de infratur). Cada 20 metros tomábamos fotografías de la playa, desde el mar, a una distancia, también de 20 metros. La idea era ver lo que había en la costa y la altura de ella. Ese trabajo nos llevó como mes y medio.
En un principio se quería que este desarrollo se diera en Yucatán, pero nuestras costas no son propicias para el turismo once meses al año por cuestión de ciclones, nortes, oleaje. Luego se pensó en Akumal, pero se descartó por problemas de mosquitos. Isla Mujeres es muy pequeña y Cozumel tenía el problema del abasto de agua
Para hacer la investigación económica de la zona tuvieron que pasar dos años, de finales del 67 y todo el 68. Primero fui a Isla Mujeres, me quedé ahí, y todos los días cruzaba a Puerto Juárez a tomar temperatura, lluvias, medio nublado, etcétera. Se encontraron algunos reportes en la iglesia de Isla Mujeres (desde 1906). La conclusión era que había más de 240 días de sol. Además, en el sitio se practicaba la cacería que en aquel entonces era un sueño para todos”.